Uno de sus alumnos le preguntó: "Maestro, ¿por qué está llorando? ¡Si usted es casi tan inteligente como el patriarca Abraham y tan bondadoso como el mismo Buda!".
Al escuchar esto, el anciano Lin respondió: "Cuando parta de este mundo a comparecer ante el Tribunal Celestial nadie me cuestionará por qué no fui inteligente como Abraham o bondadoso como Buda. Por el contrario, la pregunta que me harán será: "Lin, ¿por qué no fuiste como Lin? ¿Por qué no ejerciste tu potencial? ¿Por qué no seguiste la trayectoria que era la tuya propia y personal?"
Cuento extraído del libro
"Coaching, el arte de soplar brasas",
de Leonardo Wolk
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