Una mañana, Nasrudín envolvió un huevo en un pañuelo, se fue al centro de la plaza de su ciudad y comenzó a gritar:
–¡Lo que está dentro de este pañuelo tiene el centro amarillo como una yema, rodeado de un líquido del color de la clara, que a su vez está dentro de una cáscara que se rompe fácilmente!
La gente seguía mirándole con sorpresa y él no paraba de gritar:
–¡Lo que está dentro de este pañuelo es un símbolo de la fertilidad y nos recuerda a los pájaros que vuelan hacia sus nidos! ¿Quien es capaz de decirme de qué se trata?
Evidentemente, todos pensaban que Nasrudín tenía en sus manos un huevo, pero la respuesta era tan obvia que nadie quiso pasar vergüenza equivocándose delante de los demás.
Nasrudín preguntó dos veces más y nadie se arriesgó a decir algo equivocado. Entonces, abrió el pañuelo y mostró a todos el huevo.
–Todos conocíais la respuesta –afirmó– y nadie se atrevió a decirla.
Sólo una cosa convierte en imposible un sueño: El miedo al fracaso.
Extraído de Coaching para Todos
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