Jorge Bucay

"Estos cuentos han sido escritos sólo
para señalar un lugar o un camino.

El trabajo de buscar dentro,
en lo profundo de cada relato,
el diamante que está escondido...

...es tarea de cada uno"

miércoles, 27 de julio de 2011

El campesino

Hace mucho tiempo un rey colocó una gran roca obstaculizando uno de los caminos
más transitados de la comarca. Se escondió y miró para ver si alguien quitaba la
tremenda piedra.
Algunos decidieron continuar su viaje a pesar de la piedra, tomando un camino
alternativo que suponía cruzar el río a pié y subir una montaña, con lo cual les retrasaba
el viaje unas tres horas.
Otros dieron media vuelta, y decidieron acudir a otros mercados para vender sus
mercancías, tomando otros caminos.
Muchos culparon al rey por no mantener los caminos despejados, pero ninguno hizo
nada para sacar la piedra el camino.
Un campesino, que pasaba por allí con una carga de verduras, la vio. Al aproximarse a
ella, puso su carga en el suelo y se sentó a reflexionar: podía arriesgarse y partir hacia
otro mercado, tomando otro camino, pero entonces no tenía asegurado vender su
mercancía. Podía tomar el camino alternativo, cruzando el río a pie, pero perdería
tiempo. O bien podría intentar mover la roca, a un lado del camino, y dejarlo despejado.
Decidió intentar mover la roca a un lado del camino. Después de empujar y fatigarse
mucho, con gran esfuerzo, no logró mover la piedra ni un milímetro. La piedra era muy
pesada, y sólo no podría moverla.
El campesino miró a su alrededor; como todo el mundo evitaba este camino, no había
nadie que le pudiese ayudar. Cogió un gran tronco que había en el suelo, para hacer
palanca en la base de la piedra, volvió a mirar a su alrededor, le daba un poco de
vergüenza, pero tenía que intentarlo. Y… la piedra se movió, al principio un pequeño
movimiento hacia un lado, pero de repente, echó a rodar y quedó a varios metros del
camino.
Mientras recogía su carga de vegetales, vio extrañado una bolsa en el suelo, justo donde
había estado la roca.
La bolsa contenía varias monedas de oro y una nota del mismo rey diciendo que el oro
era la recompensa para la persona que removiera la piedra del camino.
El campesino aprendió ese día que cada obstáculo puede estar disfrazando una
oportunidad.
Cuento facilitado por Miguel Alonso García
Dpto.Psicología Diferencial y del Trabajo
Universidad Complutense de Madrid
https://campusvirtual.ucm.es/prof/edpo.html

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